de los muros. Ignoro
si llega el final de alguno.
Me quedo inútil, bruto,
porque no hay dolor
que alcance finesa del arte,.
Me espero en silencio, entro
en la otredad amistosa,
después de haber vivido
y empiezo a sentir fuerza.
Me engaño.
Me engaña una larga espera
que paraliza mis huesos,
me desprende la carne,
aunque echo de menos
los besos, ¡dejadme!