I.
¡Hábleme de nos!
de que nos ha traído hasta ça,
como que nunca sabremos que vendrá
¡anda! toma una silla y cerca
a la música,
juntémonos
las dos,
nosotras, bellas
criaturas de dios.
Al lado de tu ser y conmigo al lado,
podemos entender
quien nos ha regalado
este impulso de suceder
y nos ha transformado
de niñas a mujer.
Andar con sabiduría
nos hace invencibles,
que así de pronto
sin saber,
ganamos la postura
que va viniendo y
conjura
lo que tenemos entre nos:
precisamente negándonos
diciendo adiós.
II.
Si no podría verte
extrañaré tu mirada,
tus ojos,
que en algún momento
me han dicho
que ¡sí! tan firmemente,
que desde entonces
no puedo y quiero sacarte
dentro de aquí,
de mi mente.
Se me pareció a mí
o ¿realmente te fuiste?
¿llegó el momento?
qué triste.
Dibujo tu rastro,
aunque no me pediste,
además, me encuentro
como la torre de Pisa
y todo se mueve conmigo.
Arriba,
me toca el viento
que aún sigue atento,
pero que no es lo mismo.
Oye, ¿podríamos volver?
entonces ¡ven! y dame tu cara,
tanto quería tocarla …
Sin embargo, siento que vas
tomando lo que resbala
mi fundamento entero,
mi camino crucero,
mi pulso vital
y homero.
III.
La vie en roz ¿existe?
o simplemente se dice,
en todo lo que siento y veo
tanta belleza me bendice.
Entonces, diría que si
existiría el placer entero,
contigo querría vivir,
un amor bello, duradero.